Friday, August 7, 2009

Canción Protesta Miamense

Afuera, otra tormenta.
El cielo color melocotón podrido deja caer piedras,
bombardeando sin piedad el excremento de pájaro
que adorna el Mazda de mi madre.

No reconozco nada.
Me he olvidado cómo hablar el lenguaje de mi casa.
Estoy pensando en contratar a un traductor
para poder pedir permiso.

Me da pena usar el baño
pero me tomo libertades con el gabinete de licor.

El pan integral y el queso blanco
son mis fieles compañeros cuando la noche y el día
foyan
y se enredan en tremenda Kama Sutra.

El internet me da préstamos
para sobrevivir esta bancarrota de melatonin.
Pero, como cualquier hijo de puta,
me sube los intereses cuando no me doy cuenta.

Mi billetera esta vacía, pero siento su peso,
que me estorba al caminar.

Todo cuesta;
hasta el meditar te quita tiempo.
Qué hay de esperar en un país donde se usa el nag champa para disimular
el tufo a marihuana?

Ya me imagino a Jesús jugando Monopolio
con Buddha, Jehovah, Ja, Alláh, y el Sol,
riéndose mientras pasa por “Go” y recibe $25 dólares adicionales
por sus servicios cuando su ficha termina en la arca comunitaria.

El grupo entero tomando vino Chileno,
sentados sobre nubes de malvavisco, tomando el día libre,
hartos de escuchar en la oficina como cometemos imbecilidades en su nombre
cuando ellos no tienen nada que ver.

Y aquí abajo la soledad tiene sabor
a vodka barata y a te de canela.

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